viernes, 10 de diciembre de 2010

Reencuentro

Los reencuentros inesperados remecen nuestro interior, para bien o para mal, se exaltan los sentidos con diferentes intensidades y nos recuerdan nuestra condición humana.
Los más trascendentales transforman nuestra vida, sobre todo si sobre la base del perdón se asientan tranquilamente. Anoche llamó a mi puerta una mujer. Era bella y su belleza me resultaba conocida aunque por primera vez, la había notado en realidad. Al hablar, su voz me acurrucó aunque estruendosa, por momentos, cantaba demasiado mal. Al reir, llenó mi cuerpo de alegría y no pude menos que sonreirle también y desear reir igual de fuerte. Comenzó a bailar sin razón, y al invitarme me dijo que celebráramos juntas este día. Algo cansadas, nos sentamos a conversar. Me habló de sus sueños, me mostró su corazón y vi su alma. Me comentó de sus pecados. Y de todas sus historias de amor, vi cuan feliz había sido aquella persona y me sorprendió el amor que de diferentes personas y de diversas formas había generado. También estaba un poco loca pero era imposible no quererla.
¿Qué es lo que te falta para ser feliz? le pregunté. Un silencio tormentoso parecióme eterno esperando su respuesta. Me causó gracia que en lugar de responder, definiera primero la felicidad, luego dijo: "quedarme siempre a tu lado"."Eran momentos inocentes, intensos, auténticos, fuertes, luchadores y ambiciosos". Y, ¿acaso algo ha cambiado?, le pregunté.
"Sólo una cosa, en realidad", me contestó. ¿Y qué es eso? inquirí al borde de la desesperación que por momentos se sintieron crueles. "¿No lo ves?. Ahora ya no nace del corazón, te fuerzas a hacerlo".
Pensé por un momento, por muchos más. Entonces dijo, "por eso he venido a quedarme a tu lado". Me mostró un espejo, el mismo espejo burlón. Mi imagen sonreía, nuestra imagen idéntica.
Ella era yo, tres años ha.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Exquisitez


Luego de un día agotador en el que mereces a tus padres y el tiempo no te mira con sorna, los ojos se cierran, la espalda te pesa y el corazón te sonríe. Las horas pasan ensimismadas hacia un objetivo contigo en el que el embeleso te exime de tus pecados.
Y la cama te recibe satisfecha. Las canciones te arrullan, el cuerpo suplica respiro y exiges un poco más, pidiéndole un paso adicional, sólo uno haci aquel punto que escogiste, escapando del círculo que por años alimentó una aversión dominical apenas sustentada por mis recuerdos y hasta sospechada irreal por momentos.
Esos son los momentos de exquisitez en los que das un paso más y eres un día mayor y muchos años mejor.
Me encantan los días como estos en los que mis ojos luchan con mis manos siempre traviesas, esperando que terminen de bailar con sus letras favoritas, formando oraciones sin sentido tan reales como sempiternas, tan mías que enajenarlas es imposible.
Sí, cada letra es un segundo, y un segundo una victoria.
Es hora de descansar en el sueño perfecto.

viernes, 15 de octubre de 2010

Condicionamiento

Entiendo que el poder del condicionamiento repercute silenciosamente en nuestros aparentes detalles sin control. Y aquella herramienta que siempre he conocido, no he sabido aplicarla por alguna desidia o desliz pasado que con la infelicidad tenían que ver nimiamente.
Lo cierto es que, después de unas lágrimas forzadas, dramas preparados y dolores de pellizcón, ha llegado el momento de ser fuerte y real. Ha llegado el momento de dejar la estupidez en un rincón, y recargarme de misoginia para olvidar algunas excusas de comportamientos estultos abundantes.
Sí. Las lágrimas son necesarias, expresión de emociones imprescindibles, más la reservaré, no por obligación sino por consideración con las verdaderas causas que explotan en los ojos más adoloridos del mundo.
Exacto. No negaré la increíble capacidad del mundo para dirigirnos siempre al centro de la balanza, ni las incontables vicisitudes que nos aturden aún en los momentos excelsos. Sin embargo, es decisión irrefutable, atribuir la objetividad del caso a los hechos y brindar atención e importancia merecida, intentando con todos mis medios posibles, sin cerrar los ojos, a aquellos hechos antípodas.
Eso era todo. No es necesaria mas parafernalia.

lunes, 11 de octubre de 2010

Resultado

Han conspirado contra mí todos los pensamientos carcomidos por los años de menospreciación interior y desprecio que me ridiculizó sin razón.
Simplemente, desapareció de mí todo vestigio de inteligencia por un momento y caí rendida sobre mis rodillas, con las palabras exactas colgando de mis labios. Los ojos vidriosos y las arrugas cortaban mi frente. El despojo de los años y el desamor.
No encontraba otra razón, apenas una alegría en medio de una lucha unilateral, con sombras y no gigantes, sin la droga consumista del tiempo extremo, como cuando el cuerpo responde con rebeldía exhausto.
Mis rodillas entumecidas pedían descanso, mi espalda sintió los avisos del cansancio y la mente no respondió más. ¿Qué era aquello que encontré en el camino? ¿Acaso estaba todo perdido? ¿Cuánto tiempo más? ¿Dependía de mí o era una de aquellas cosas que están fuera de nuestro alcance y ante las cuales debemos resignarnos? No lo sabía, pero dolía. Apenas me alcanzaban las ganas de dejárselo al mundo con sus infinitas vueltas idénticas.
Quería descansar, perdonar, olvidar, abandonar. Las cadenas ataban mis tormentos a mis pies.
Era demasiado.
Todo ha terminado.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Bienvenida necesaria

Si alguna vez he entendido esta necesidad asfixiante por sentarme a escribir fruslerías mundanas para los ojos cotidianos, es en momentos como estos en los que parece ser una obligación invisible como lo es el respirar. Descubro que son sólo maneras ficticias de escapar a aquel reflejo en el espejo siempre burlón y objetivo. Siempre con aquella sinceridad perturbadora.
Me ha costado mirarle de frente y al intentarlo he cerrado los ojos y cantado en voz alta para no oírle. Para no recordar sus palabras agrias me refugié en diversos brazos que con miel me empalagaron algunos segundos y me empujaron nuevamente hacia él.
Pocas veces le sostuve la mirada sin llorar. Le pedí benevolencia regalándole medallas, trofeos y sonrisas; le embriagué muchas veces y lo colmé de lujuria por momentos. Y a la mañana siguiente, fresco como siempre me invitaba a acercarme con la misma crudeza de tormento.
Esta mañana me senté frente a él. ¿Quién era yo? ¿Qué quiso decirme todo este tiempo ayudado por unos sueños? Largamente contemplé mi imagen.
Mis defectos, los años mostraron algunas huellas, el corazón se entumeció por momento. Mi imagen, lo que el mundo de mí veía, mi interpretación para algunos sentidos se resumía en aquella forma. Pero más allá, como se ve cuando se presta atención, estaba siempre luchando con los pies fríos y el cuerpo temblando. Daba un paso más. Esperé dos días, eran necesarios. Dos días de preparación, la numerología no tenía poder alguno esta vez, excepto paradójicamente el que le otorgaba para su propia aniquilación. Comenzó el día nuevamente. La oportunidad de 24 horas infinitas, de los que la vida parece burlarse.
No sé si el tiempo se perdió, algo de todo debí haber aprendido. No sé si es algo tarde. El espejo sigue inmutable a este crecimiento, y no duda en repetírmelo sin mezquindad. No es una molestia mirarlo de frente, ni es necesario embriagarlo ni mentirle con palabras lujuriosas o pueriles. Los años no han pasado en vano.
El materialismo desaparece por momento, es esta exaltación un nuevo distintivo del elegido, de aquel regalo que nos da la libertad. La elección. Esta vez, es más difícil y mi soledad es la preparación. Es la fiesta previa, es el consuelo de la libertad completa, para complementarla con la elección de aquella persona que ha logrado exactamente observarse en el espejo sin necesidad de contarle mentiras.
Y esa mano cabe exactamente en la mía. Ni una pizca menos exijo de la vida.

sábado, 26 de junio de 2010

Elección


El camino que escogí me ha llevado al lugar al que he querido mas no obstante, no he sentido felicidad desbordante. Bienestar sí, pero anhelo mucho más.
Hiciste lo que tenías que hacer, me escuchaste cuando lo necesité, tan callado como severo, tan alegre como enamorado. Ahora, amigo mío, te digo adiós. Adiós para siempre. Es de lo mismo que necesito conversar, pero no contigo. No por no amarte, pues te amo demasiado. Pero de pronto aquella magia ya no existe. La conexión con el mundo real se ha terminado, ya no me interesa.
Es otra mi verdad, es a ella a donde me dirijo. Sé que no guardaste mis secretos, pues poco me ha importado esconderlos de las mentes que apenas logran entenderse. Dormimos felices, dormimos desesperadamente tristes. Lloramos demasiado, reimos profundamente. Soñamos con regresos, con partidas y nos preguntamos demasiadas cosas. Y aunque por no protegernos del sol, hemos resultado quemados, también de su calor hemos demasiadas veces disfrutado.
Y ayer, al desempacar después de un largo viaje, encontré todas las puertas abiertas hacia caminos diametralmente opuestos. Hay una, enmarcada en blanco, dentro de la cual veo opulencia y caras sonrientes, excepto la mía. Las demás puertas me atraen magnéticamente.
Esta decisión la tomaré sola, amigo mío. Aquí te abandono. Perteneces a mi vida del Debería.
Gracias por haber estado siempre conmigo blog querido, este camino he de seguirlo sola.

Chio.

miércoles, 23 de junio de 2010

Sigilosamente


Paradójicamente he utilizado el mismo nombre para hacer exactamente lo contrario. Hablar sin parar y decirte todas las cosas que quiero que sepas. Tal cual las siento, además.
Sé que esta es una manera de comunicarnos, unilateralmente, pues siempre has preferido, no sé si por cobardía, guardar silencio sepulcral.
Si lo pienso, imaginando que tengo 8 años más, me encuentro con el mundo absolutamente gris, en el que las historias de amor son, en realidad, negocios de los que debemos resultar beneficiados en lo mayor posible, mientras se fornica antes del contrato final y se disfruta de experiencias que sabemos son tan efímeras como la pasión, sin privarse de emprender negocios paralelos.
Sí, tienes razón sin haber dicho nada. El silencio tendrá el mismo resultado, aunque inocuo, que conversar horas de horas sobre las situaciones que no pasaron, sobre las posibilidades que no tomamos y sobre el futuro que no escogimos.
Sí, tu edad te ha concedido el conocimiento del mundo. Te ha enseñado la dureza, diferenciar lo que es utilitario y lo que vale la pena.
A mis 27 y con mi estrógeno al máximo, sigo tenazmente creyendo en imposibles. Sigo sintiéndome merecedora de una historia fuera de este mundo. Por eso revoloteo desordenadamente, husmeando como tigrillo el mundo, y resultando herida por mi curiosidad por puerco espines temerosos.
Y muchos pinchazos me he llevado, algunos siguen sangrando, todo para aprender a no callar e ir siempre hasta el final, hasta donde mi cuerpo y mi entusiasmo inagotable me lo permitan.

jueves, 17 de junio de 2010

Nostalgia

De aquella felicidad, de aquellos besos, y noches compartidas. Nostalgia de los momentos felices que quedaron atrás, cada vez más lejanos y difusos, hasta el punto de dudar de su existencia.
Una vez confabularon en mi locura, y la locura se vengó también, mostrando mi deformidad y mi vulnerabilidad, robando en una noche, mi felicidad.
Siento nostalgia de esos momentos de música en mi auto, en su auto, en mis noches y en las suyas. Noches de bailes públicos desinhibidos y privados lujuriosos.
Aquellos momentos felices, parecen haber consumido toda la felicidad que una persona puede permitirse en una vida.
Estoy sentada, sola conmigo (misma). Y en mi soledad, ella me visita, como cada noche, y me susurra palabras envenenadas, despacito en mis oídos sordos, en mi piel muerta sienta sus manos frias. Y en mis sueños, se acurruca.
Y la droga es el camino más benévolo. Porque cada noche, a solas con ella, dejo de ser yo y todo deja de doler.
Durante el día espero impaciente, la necesidad se apodera de mis huesos, contando las horas y los días para escapar de la nostalgia, asida fuertemente de su brazo.
Y cuando mis pies no sienten el suelo más, duermo tranquila como aquellos tiempos entre sus brazos.
No fue inevitable ni inmediato.

domingo, 30 de mayo de 2010

Un descanso

El tiempo no ha pasado en vano, es cierto. Las lágrimas no se han asomado por aquí y la lujuria realmente ha empalagado mi lengua. Me he adormecido en un mundo perdido y he salido esporádicamente sólo para respirar. Me mantuve escondida, con la ayuda de una camisa de fuerza, en el silencio de corazón, en el engaño autoimpuesto y, con las cosas al hombro, seguí mi vida arrastrando los pies.
Hoy desnudo un poco el corazón, pues ha necesitado respirar. Me ha pedido que le diga la verdad, que sabe, es dolorosa. Me senté tranquila y sobria, y le conté la historia que conoce mejor que yo pero necesita oír día a día. Me observó atónito, como asombrado, parecíale una historia fantástica y yo sabía que cerraba los ojos y prefería la oscuridad.
Desde aquel día, nada me ha bastado, ni el mundo con sus nimiedades dantescas, ni las personas con sus conflictos triviales. Ni el dolor ni el placer. Más el tiempo ya ha pasado.
Eternas horas etílicas, ojos abiertos noches enteras, camas vacías, música nueva y bailes desinteresados. Burdeles y callejones, pantanos, castillos y el mar, todo ha aparecido ante mí como si su existencia me fuese apenas notoria ahora que él no está. Y recuerdo que me burlaba del mundo con él. Me burlaba de un mundo en el que me veo insignificante.
Comenzó la carrera en aquella dirección desconocida y segura, siempre más lejos de él. Con los pies entumecidos, y el sudor empapando mi espalda, me detuve para mirar atrás. El esfuerzo y el cansancio se rieron al comprobar que seguía exactamente a su lado.
Y sí, el tiempo ha pasado, y no ha sido en vano, excepto porque su nombre sigue en el mismo lugar. Su presencia y lo que representa sigue ocupando aquel lugar que no conocía que existía.
Sus palabras ausentes siguen guiándome en la oscuridad y su ternura sigue abrazando mis noches. Su presencia ausente me envuelve, aún cuando cierro los ojos y engaño al cuerpo.
Ni el veneno, ni el placer, ni el alcohol, ni mis historias de fortaleza han borrado un minuto su nombre de mi corazón.
Mañana seguiré nuevamente mi camino, con renovada esperanza.
Hoy sólo quise tomar un descanso.

Y su nombre sigue en aquella pizarrita.

domingo, 23 de mayo de 2010

Despedida


Luego de verle muerto anoche comprendí el sinsabor de la impotencia y la calidez de la tranquilidad. Muerto por completo, sangrándole el corazón en un futuro y con los gusanos apoderándose de su cabeza. Fue un espectáculo horripilante y aunque me impresionó, soñé con un mundo nuevo no hedonista. Desperté y el mundo gris también. Ya no estaban sus palabras suaves en mi oído prometiendo un mundo nuevo. Ya no estaban sus lágrimas secas y sus sonrisas muertas ni sus brazos caídos. Y yo tampoco tenía a nadie a quien cantarle. Sola yo y mi cama aún caliente de su cuerpo.
Sola yo y unos recuerdos enajenados. Cerré los ojos, ni una lágrima más habría de permitirme. Talvez recuerdos cada vez más tenues, pero no dolor.
Porque mientras él existió supo hacerme feliz y yo, agradezco aquel tiempo. Mientras él existió se esforzó por una sonrisa mía y dejó de dormir también por mí. Y no me daba cuenta de que sus respiros se carcomían con el tiempo, no me daba cuenta que sus latidos se apagaban.
Hoy está muerto, no he de llorar más, porque él así no querría que lo hiciera. Sé que él desearía una sonrisa mía, teñida de vino tinto esta vez.
Oré con un fervor desconocido y una fe inventada, la vida no se le había concedido más. Dolió profundamente no ver sus ojos profundos abiertos para mí una vez más. Ni oírle pronunciar mi nombre. Lo extrañé en un instante para toda la vida, le besé la mano fría mientras me tomaban de la espalda para alejarme de él diciendo que estaría mejor. Yo no lo recuerdo, pero me dijeron que enloquecía por momentos, que sentada en un rincón dejaba de ser yo, probablemente para estar en el pasado con él. Yo no lo recuerdo, pero me dijeron que temblaba fuertemente mientras le intentaba dar un beso. Yo no lo recuerdo, probablemente estaba con él en ese instante.
Y la cordura volvió a mí de repente.
Le di un beso en su frente fría y le dejé en paz.
Le extrañaré, aunque no por siempre.

En memoria de un gran amor.

viernes, 21 de mayo de 2010

Sí, no, talvez

Mientras dices SÍ con tus labios y NO con el corazón, yo sigo sentada observando sin estar segura si es el momento oporturno de marcharme. Porque cuando finalmente decida hacerlo, seré yo quien te de la espalda e interponga un espacio creciente entre nosotros. Sin vuelta atrás. No por ser radical, sino por saber que es lo que quiero. Y a quien quiero.
Esto no es un sueño, es la realidad. Las heridas sangran de verdad, el corazón muere en serio.
Esto no es una fábula, es un protagonismo tangible.
He utilizado mi arsenal de lecturas retroactivas y he copado mis tiempos con distracciones y pasiones ficticias. Me he disfrazado como siempre, para no detenerme con mi almohada a llorar una vez más.
Me he cansado de observarte e intentar entender. Nadie tiene la razón pero eso no le resta toxicidad.
Me he cansado de verdad.
Tan sólo necesito un NO tímido tuyo más. Sólo regálame un NO más.
Y te sabré enseñar como son los NO de verdad.

jueves, 13 de mayo de 2010

13, de mala suerte?


Dicen que las cosas suceden por algo, lo que es cierto en la medida en que nos esforcemos por entender la lección que cada experiencia nos condiciona, sin que eso sea un limitante o fuente de temores e inseguridades. Y eso es precisamente lo que he intentado en estos días grises.
Aunque las lágrimas hayan sido abundantes en su momento, el dolor no existe más y la objetividad está de mi lado, al fin.
Lo cierto es que hoy, sin saberlo, vino a mi encuentro y, lo más sorprendente, en mi ayuda. Y me refiero a ti, BUC.
Confundida, harta y carcomida por las vicisitudes inherentes a nuestra jornada de vida diaria, me encontré con una taza de café y los ánimos por los suelos, en absoluta soledad de comprensión.
Decirlo era oír lo mismo. Pero encontré aquel libro amarillo, con aquellas marcas que, un día olvidado, le dejé. Aquel libro que no tendría de no ser por ti.
Eso me bastó. No eras tú el resultado esperado, eran aquellas palabras amplias y sabias, condensadas. Aquellas que me obligan a replantear, a despertar con ánimos y bailar y cantar con toda la fuerza que mis pulmones me permitan.
Este es mi último millón de gracias para ti.
Entendí que ese detalle, había sido la razón de conocerte.
Lo demás, parafernalia con envidia de nuestro actuación sutil. Nuestra música la presentadora de la avalancha de emociones, los autos, cómplices mudos de deseos febriles. Todo, una actuación, con nostros de protagonistas, y el libro, de final feliz.

Gracias de verdad.

Pero en realidad, en nuestro mundo regido por la ley implacable de la causalidad, de la acción y la reacción, tanto en el plano mental cuanto en el físico, el azar no existe.

sábado, 8 de mayo de 2010

Mala sombra

Mantengo algunas manías depresivas y me involucro a voluntad a torturas virtuales periódicas, cuando me descubro bailando un ritmo tétrico contigo de expectador. Creo que es apenas el equilibrio a mi eterna balanza de alegría conminada a regalarse al mundo incomprensible.
Estar igual es estar peor, y yo estoy cambiando, porque aunque reconozco el mayor dolor en mi corazón, mis ojos parecen recuperar el brillo, y las sonrisas se me dejan entrever, entretenidos al compás de este sueño. No sé si ya no importa, no sé si tantas heridas acumuladas dejaron de doler, atendiendo a la teoría evolucionista de Darwin. No lo sé. Estoy triste, es evidente. Pero a diferencia de otras historias, he renunciado fácilmente y he liberado. Pero, sobre todo, creo en el futuro, en un futuro feliz.
Porque el error más grande lo cometí al dejar de creer. Y de los errores estoy aprendiendo a aprender.
Mi última historia triste, convirtió un billete de dos dólares en lo mejor que recibí de alguien que, con labios envenenados, me convirtió en una adicción ficticia. Y disfrutó verme creando castillos, creyendo en sueños que sabía nunca se cumplirían. Más fue la decepción que el dolor, la que me obligó a esconderme en un disfraz, acurrucada en un rincón.
En un rincón del que Carlos con su amor no pudo sacarme.
Y sí, si te odio. Apenas ahora.
Porque fuiste tú quien me engañó con aquel disfraz de amistad. Quien me asustó con aquel abandono inesperado y abrupto. Porque estuvo tu veneno presente en cada palabra y gesto de amor nuevo, carcomiendo mis oídos.
Porque nunca volviste a abrazarme y decirme que todo estaba bien, liberar mi mente y darme un beso en la frente.
Porque sí, me susurraste todas estas noches al oído, que el amor de verdad no existe.

Pero yo volveré a creer.

Este es tu regalo de cumpleaños.

viernes, 7 de mayo de 2010

Camino

No quiero albergar esperanza, no quiero sentarme a esperar. Aunque me he permitido mirar hacia atrás sólo para recordar los momentos más felices de mi vida, ver a mi corazón saltando y a mi alma nuevamente fuera del cuerpo, bailando a mi lado, sonriéndole a él.
Y fue tan perfecto que el mundo no lo soportó y le escupió en la cara, puso mis pies en la tierra y me mostró un espejo; mientras su imagen se iba desvaneciendo.
Para evitarme la locura proveniente del dolor de verdad, he utilizado las armas que fui acumulando sin entender nunca el motivo. Utilicé mi cama, mi mente y mi cuerpo. Abandoné el sexo en una caja, en aquella caja naranja y me dispuse a alivianar mi equipaje, regalándose a la Tierra.
Pocas cosas entonces se mantuvieron junto a mí.
Desempolvé el amor fraternal y lo cargué conmigo. Liberé un par de ilusiones y las dejé llorando engreídamente. El miedo insistió en acompañarme, aunque lo he notado cansado. El resentimiento, como siempre, se me escapó de las manos y desapareció de mi lado.
La osadía y la libertad estuvieron mostrándome el camino, son mis guías sin cansancio.
La música nunca sería abandonada. Ni las letras, ni mis sonrisas a quienes cargué conmigo; paradójicamente, para aliviar el peso de mis pasos.
Aunque la esperanza me miraba asustada, decidió acompañarme al mostrarle las fotos de los momentos felices.
Ellos me acompañan ahora. Yo también.

Y así sigo mi camino.

miércoles, 28 de abril de 2010

Sentimental

Cuando ese olor me ronda, cuando las noches son eternas y cuando las sonrisas escasean, reconozco el turno del equilibrio. Porque ya no lo he de negar, ni ocultarlo, estoy demasiado triste. No lo digo por piedad, lo digo por necesidad.
Cuando nada importa, y las prioridades se invierten, cuando las canciones duelen, reconozco el vacío. No de alguien, sino tuyo. No de un que, sino de un quien. Tú.
Yo seguiré mi camino sin olvidar voltear para ver si, de casualidad, sigues mis pasos como en los tiempos felices. Y al voltear la mirada, con el corazón desprendido, los pasos me pesen, el aire se enrarezca y los ojos no brillen más. Por tus brazos ausentes, sin tu risa acogedora, tu baile torpe y tus oídos prestos. Tu candidez e inocencia y hasta tus chistes tontos. Tu lujuria deliciosa.
Oh Dios, arranca de mi mente la cordura!
Es tanta la pena que apenas he de poder agradecer por conocerte, si luego de saberte real, he de aceptarte lejos.
El amor no es pecado, y confesarlo tampoco. Es patético lo sé, te repito, nada importa.
Te extraño demasiado.
Y no hay nada que pueda hacer.

domingo, 25 de abril de 2010

La verdad

Mi aversión dominical se desliza bajo mis pies y se acurruca en mi espalda. Porque donde comenzó ha terminado y ya no me restan sino algunas especulaciones surrealistas de esta realidad atolondrada en mi cabeza. Como hoy que me declaro en la absoluta soledad.
Y se me antoja preguntar donde queda la justicia, el mundo con sus vueltas, y las lágrimas derramadas. Pero las respuestas son las mismas, el mundo es irrisorio sin ti.
Las canciones están mudas, mi universo atento a tus movimientos, mi fantasía rota, los pies enlodados.
Lo he merecido, todos siempre tuvieron razón.
Los cuentos de hadas no existen.

domingo, 18 de abril de 2010

Sin miedo


Lo prometí, con las manos temblando, cerrando los ojos. Prometí no tener miedo, prometí creer como una niña y sonreirte con el corazón. Mucho me ha costado pues el pasado se ha esforzado por burlarse de mí y me ha mostrado aquellas fotos, ahora tristes. En el afán de no romper mi promesa, entré en un conflicto interior, en una lucha entre lo que recordaba y lo que imaginaba, una lucha con mi corazón temblando, ansioso por ti.
Hasta anoche.
Y todo quedó claro cuando soltaste por ese momento eterno mi mano. El miedo me embargó, de pronto no existí. No entendía, no concebía mi imagen sin ti a mi lado. Conocí el miedo de verdad.
Cierto es que las personas malas rondan cerca de mí, y su olor disimulado se confunde con mi mundo. Cierto es que me abrazaron una vez sólo para robar mi calor, y me besaron para conocer el sabor de los labios sinceros y cierto es también, que prestaron atención a mi corazón para escuchar el ritmo de la libertad.
Y cierto es que a aquellas personas no he podido reconocerlas nunca.
Pero tú siempre anduviste desnudo, sin temor. Siempre confesaste aquellas cosas que me enseñaron a callar. Entendí que como yo, no entendías porqué existían cosas que no debían decirse, porqué había que sonreír si el corazón lloraba. Me sorprendió tu valentía al abordarme y mi estupidez por no corresponder exactamente con mi esencia, tan criticada desde siempre, esa tu manera tan "nuestra" de ser.
Y me ha bastado aquella mirada de anoche, aquel escalofrío de muerte.
Por eso, abandoné en una caja naranja lo aprendido a golpes, las fotos y las canciones. No es huir, es dejar descansar en paz aquellos días de aprendizaje, para aprovechar lo aprendido y ser absolutamente feliz a tu lado.

Vamos a ser felices!!!


martes, 13 de abril de 2010

Mas allá de lo evidente

Me ha sorprendido últimamente la capacidad de las personas para engañarme. O talvez, y es que no lo quiero ver, mi capacidad para ser engañada. Para el resultado, la razón es indiferente y lo cierto es que tengo temor.
No sé si la habilidad de ver las intenciones ocultas de las personas nace de una percepción común y algo cínica, que carezco; o si proviene de auto-referencias sustentadas, naturalmente, por experiencias acumuladas y dolorosas cuyo resultado "encautela" al corazón.

Es probable, pero creo ahora que es necesario, sobre todo porque te ahorra algunas lágrimas y fuertes decepciones. Así que escogí, no imparcialmente, y detuve mis especulaciones para hacer el primer intento.

Esta primera prueba fue la más difícil, y hacerlo de acuerdo a lo "normal" no fue saludable. Cuando luego, me relajé y comprendí sus intenciones, vergüenza sentí de haber siquiera dudado de su integridad y amistad irreprochable y caí nuevamente en la cuenta de que las personas (humanamente) confiables existen.

Aunque una noche me ha bastado, el sueño me ha revelado lo que no he querido ver y he sentido como escalofrío en mi espalda. Y con la segunda prueba, lo que comenzó con dudas y cuestionamientos, conllevó finalmente a disolver resentimientos. Reconozco que estuve equivocada, que culpa él no tiene, ni malas intenciones y a lo mejor hasta su cariño fue sincero. Su conexión con el mundanismo fue su egoísmo y lujuria, algo de desconsideración, por supuesto, pero sobre todo, cobardía.

Y me alegra y tranquiliza pues lo aleja de la maldad.

Por mi parte, creo que seguiré con la venda autoimpuesta a voluntad. Y aunque no he cuestionar las palabras y acciones sin razones, tampoco he de creer y regalar mi confianza transparente sin las pruebas evidentes de que, inteligentemente, alguien decidió ser auténtico.

lunes, 5 de abril de 2010

Mi zetaésima vez


Lo sé, esta exaltación me es característica, y su fugacidad también. Y repetiré hasta el cansancio que esta vez es diferente, una vez más, como siempre.
Y carece de importancia si en una balanza con lo que siento, lo ubico.
Y he pasado por lo mismo incontables veces, he sentido esa felicidad por igual, pero esta siempre fue instantánea. Ahora, mi teoría no existe, la felicidad puede ser constante.
No es lógico, en absoluto, una mirada nunca fue suficiente. Esta historia no calza con lo que se señala normalmente, las esperas habituales, las represiones para no salir herido, los temores e inseguridades. Es transparente, es pueril como lo soñé y se me insistió hasta el cansancio, con palabras y pruebas, que no existía.
Siendo tú, has puesto un espejo delante mío, y me has enseñado que estuve equivocada al tratar de cambiar y que ser así, es un privilegio. Un privilegio que te permite soltar tus alas, sentir de verdad y vencer el miedo. Un privilegio para vivir en un sueño.
Las coincidencias fueron demasiadas, el encaje instantáneo, y por eso huí de ti, rogando dentro de mí que me siguieras. Fue tu valentía de aceptar el reto, de no temer salir herido a pesar de todas mis conjeturas, lo que sin duda me liberó. Y mi mano que disimulaba mis heridas se mantuvo rígida, viéndote bailar libremente. Las heridas dejaron de sangrar, sólo las cicatrices ahora me recuerdan mi paso por el mundanismo y mediocridad.
Han pasado 44 días desde aquel 20 de febrero en que te vi por primera vez. 44 días hace que cantamos la misma canción, cerré los ojos y me encontré.
Y desde entonces, poco a poco (como me enseñaron) volví a ser yo, sin reprimirme, sin conformarme, sin tener que entender excusas aleccionadas 2 años.
Y así, hoy me atrevo a decirlo por última vez, You are the one.

La canción que me cantaste al oído.

martes, 30 de marzo de 2010

Perfecta?

Las gotas de sangre de tu índice acusador incrustado con vidrios de un espejo roto, mancharon mi inmaculada autopercepción. Gritando en tu llanto y rogando por piedad, me mirabas sonriente y escondías en tu felicidad maquillada la desesperación de tus días.
Terriblemente abrumador, tu índice apuntó primero mi sonrisa, originaria según tus enfermizas percepciones, de los más descabellados planes para arruinarte la vida, para robarte protagonismos de los que no quiero siquiera formar parte.
Y con sonrisas, lo que es peor, al estilo del comienzo del conteo de esta era, requerías la distorsión de mis acciones en pos de enemigos que no necesito y con fines nada inteligentes.
Y mis razones pecaron de ilusas aluciones a tu razón, carcomida por las palabras al oído del odio sin razón, mecido por la envidia.
No avalo mis acciones, sólo persigo personalidad consistente, y en el fondo de mi corazón, te pido disculpas por ser quien soy.

Ps. Se repite por tu insistencia.

viernes, 19 de marzo de 2010

Prometo..

.... al hombrecillo cobarde de historia aún caliente que se inmiscuye escondido para observar estas letras, sin que le importe en realidad, le pido no contamine con su lectura e interpretación soberbia lo que me atrevo desde ahora a compartir, aunque le agradezco, por última vez, lo que me enseñó con sus mentiras....

No estoy segura si es una respuesta a la coyuntura, es decir, si condicionada asiento con la cabeza, empujando al corazón. No lo sé. No sé si es la satisfacción de una necesidad.
Lo que sé es que es oportuno y lícito además.
Es igual por ser diferente, pero es de esa manera, distinto. Se siente cálido, se siente real, no es necesaria mi imaginación, no es necesario reprimir. Se sienten sus latidos, abre su mundo sin precaución, tal cual lo hiciese yo alguna vez. Se desnuda sin temor, tal vez la vida no le ha enseñado todavía, o como yo, tiene la esperanza interminable. Y me gusta.
Y aunque esta parte de la historia me sabe a conocida; ese embeleso peculiar por las cualidades que sin duda sobreestimo, no le temo a la decepción, pero he de mantener los pies en la tierra y he de enseñarle también a hacerlo.
Y le prometo ser siempre yo, diferente a las que ha conocido, fuerte, inteligente, sensible, disciplinada, loca, divertida y muy linda y saborear despacito su inexperiencia y candidez. Prometo creer con inocencia y sorprenderme como un niño. Descubrirle objetivamente. Prometo reír con el corazón y ser su amiga de verdad, prometo enamorarme perdidamente de la música como él, y aprender su modo de vivir. Prometo no prometerle nada que no he de cumplir, ni mentirle. Prometo no quererlo hasta que se lo merezca de verdad. Y me descubriré despacito, riendo estrepitósamente, bohemia en aquel bar de siempre.
Sobre todo, le prometo que "disfrutaremos del proceso".

And it can not be more precise, it is The Cure.

lunes, 15 de marzo de 2010

Ventana

Anoche estuve, por última vez, parada en esa misma ventana observando el mundo, esperando por él. No para incriminarlo, sino para abrazarlo y, al sentir su corazón vivo, saber que él existió y no fue un invento arrancado de mi mente violentamente.
Estuve en esa misma ventana, en la que no hace mucho tiempo esperaba también por él para ir juntos al encuentro de nuestra historia. Y sin concretar cita alguna sino sólo con la plena convicción y dañada esperanza de la existencia de un cariño, comencé a llorar la muerte de un amor inventado.

En esa espera, el último pétalo cayó muerto y una lágrima seca se fue con él. Me sacié de entendimiento y vi su cobardía. Cobardía por no atreverse a librar una batalla, no por nosotros (que no existimos juntos) sino por mí. Por lo que fue antes de.

Me preguntaba en esas horas lo que le diría al verlo. De seguro le hubiera abrazado y le hubiera cantado. Luego le hubiera contado de mis fantasías fabricadas en su ausencia bimestral. Y le hubiese dejado partir de la mano de la persona que siempre le perteneció, sin dolor. Pero todo eso era imaginación. Cerré el libro que me regaló, arranqué la primera página y se la regalé a la Tierra. Cerré aquella ventana, reconocí que todo fue una quimera y me di la vuelta.

Y al hacerlo, me encontré con esta nueva historia que, de seguro, también me invento.

viernes, 5 de marzo de 2010

Cuídate


En el mundo has andado siempre igual que yo, sin las armas necesarias para evitarte heridas o causar algunas, pero sobre todo, totalmente desprovisto de la capacidad de aprender de tus errores.
Te veo apenas y te he reconocido desde siempre porque me veo reflejada en ti, a veces proyectada 10 años, tan experto como severo, por esa tu forma de pensar; y otras, me veo en ti, 5 años ha, cuando te veo armando entretenido tus sueños pueriles y descargando tus emociones, como lo hice desprevenida alguna vez.
Y yo sólo quiero pedirte que tengas cuidado.
Ten cuidado, cuidado de mí porque carezco de corazón, aunque a veces me recuerdes que lo tuve alguna vez. Cuidado de mí, porque le conozco al mundo ahora su lado repugnante y no quiero mostrártelo.
Ten cuidado de mí, porque yo tengo miedo y no quiero compartirlo contigo.
Ten cuidado de mí, porque saldré huyendo cuando me sienta feliz. Porque diré No gritando Sí con los ojos y no entenderás. Porque desapareceré algún día.
Ten cuidado de mí, porque yo fui tú.

Gracias por mostrarme como era y que era mejor así.

domingo, 28 de febrero de 2010

Regalo


Esta noche recibí un regalo nórdico de papanoel. Tan frío y real como él lo es.
Y al abrirlo, sonreír fue inevitable: era un espejo y mi reflejo en él siempre me sonreía.
Gracias, de verdad.

viernes, 19 de febrero de 2010

Evolución


De una receta de discreción, probablemente insípida pero necesaria y saludable, he deducido mis momentos de lucidez más extremos, con los pies asentados terrenalmente y sin cabida a panaceas. Sí, con la prescripción en forma de caja. Una caja de color naranja.
Y es que la clarividencia es repelida por el miedo e increíblemente atraída en noches de insomnio agrias y batahólicamente mentales, como esa. Noches en la que la cama es insoportable, en la que la mente no tiene descanso y los milagros te sonríen desde labios fraternos y te abrazan por tu cumpleaños.
La evolución comienza con un paso mental, indefectiblemente. Y algunas promesas.
La cábala del comienzo de mi tercer cúbico es el regalo que merezco. Y lo resumo, brevemente, casi como para sobrevivir a esta descarga insaciable de emociones.Y me he descubierto responsable de mis emociones, de mis temores y angustias, incluidas sin remedio en mi lista de renuncias.
De eso se trata precisamente, de renunciar. Sin mirar atrás, sin dar opción a la duda. Una renuncia con fe, desconocida por el mundanismo.
Una renuncia, de eso se trataba todo.
Lo que cuesta, es historia aparte.

Aguardando por Valentina.

martes, 16 de febrero de 2010

Gracias


Es increíble la carga innecesaria con la que cargaba. Enanos disfrazados de gigantes, sombras fingiendo ser fantasmas. Y sinceramente no sé que pasó, pero abrí los ojos. Fue, no obstante, necesaria esa tormenta. Esa batahola emocional dispersa durante este año, explosionando bajo mis pies en el momento más adecuado.
Ahora, justo antes de.
Y miro hacia atrás, recuerdo los momentos y me río de ellos. Y las manos no se desean más, las palabras no son necesarias, nada es indispensable ahora. El corazón descansa, la mente se extrae, el alma se escapó de mi cuerpo por segunda vez ayer. Y me alegra esa armonía que no depende sino complementa. Que sonríe a solas, se ama en la oscuridad de su habitación y tiene sueños egoístas y ambiciosos. Duerme tranquila, ríe en serio y goza los minutos de pronto.
Es todo tan extraño. Una carga quedó atrás, no sé lo que es, insisto.
Gracias por enseñarme a estar sola.

Flor marchita

No coloques ese espejo delante mío, no me obligues a hablar. Estoy exhausta de decir siempre lo mismo, las palabras carecen ya de sentido (y sentimiento).
Sólo déjalo así, en paz, tranquilo; y también a mí, danzando en dirección opuesta, volviendo el rostro por momentos para verte distraído.
Y te eximo de toda culpa, pues la careces, mas sin embargo me pido perdón por los errores que cometí y te agradezco por la felicidad (y es esa la palabra correcta) que a tu lado acaricié. Te dedico un sueño todavía, mientras las puertas se cierran tras de mí. El último pétalo se empecina en permanecer ahí, 23 días más; solo, marchito y ante la vista compasiva del sol y el respeto solemne de las aves.
Yo no haré más, que es hacer demasiado en realidad.
La tranquilidad está hoy de mi parte, pero la felicidad me ha dado la espalda.

=(

domingo, 14 de febrero de 2010

Después de..



.. aquel impacto cardíaco, del ataque desmesurado a la cordura, de ese desfogue con sollozos y un escrito corto impulsivo, ya me siento mucho mejor.
Me pregunto como sobreviví todo este tiempo sin escribir. Esto es una adicción.
En fin, es el nuevo fin, y coincide con el nacimiento del tigre.
Me cuesta demasiado contener las lágrimas ahora, disculpa la debilidad, pero has insultado demasiado mi inteligencia.
Me ha costado entender las señales inequívocas de tu desamor, la he maquillado siempre con excusas pueriles inexpertas. Y cuando te lo he preguntado, con el corazón en una de mis manos, lo has negado y enseguida me has hecho el amor como trofeo por lograr que sea tan tonta.
Y tuve un sueño desde el día que te fuiste. Un sueño que me mantuvo despierta, sonriente y fuerte (relativamente). Y ese sueño se acabó, fue devorado por el tigre.
Soñabame con los brazos abiertos, bella sólo para ti. Soñaba inmiscuyéndote en mi mundo preparado para ti todo este tiempo. Verte sonriendo a mi lado en mi auto, escuchando tus historias.
Y no, no te odio, pero ahora entiendo porque siempre pensaste que lo haría.
Siempre supiste que no me querrías nunca de verdad.

BUC has dead, the tiger has eaten it.

martes, 12 de enero de 2010

Lo que queda:


Decir adiós y muchas gracias.
Aceptar mi error y pedir disculpas, sobre todo a mí.
Cerrar puertas, abrir otras. Decirte "te quiero", pasear en bicicleta y seguir mi camino, cantando.

miércoles, 6 de enero de 2010

Apología


Bien decía García Marquez que la experiencia llega cuando ya no se le necesita. Y he aprendido tanto que me asusta mi ignorancia pasada, el haber andado por el mundo tan desprevenida y desprovista. Y aunque en esas situaciones desconocidas el criterio suele acudir presto, el mío, en definitiva, está más despistado que yo.

No he de justificarme, es muy tarde para eso; pero he aprendido y te agradezco. Te agradezco porque me enseñaste en silencio, con una paciencia quimérica, compartiste tu experiencia conmigo y tomaste mi mano para cuando cayera.Me mostraste un espejo burlón, y mi reflejo me escupió en la cara, luego carcajeó estrepitosamente con el ademán inconfundible de silencio.

Y eso he aprendido, a callar y a escucharme para devolverle su labor a mi perezoso criterio. Ahora he entendido tu punto de vista, justificable además, aunque no único ni irrefutable.

Estoy cediendo sin negarme a mí misma.

Y estoy aprendiendo a ser egoísta con nuestro mundo fantástico, confiando sin cuestionamiento en tus ojos claros.

Y lo que aprendí antes de conocerte, no a golpes esa vez; fue que todo es posible.

¿Me permites enseñarte?

lunes, 4 de enero de 2010

A solas

Soy fácil de engañar, es cierto, y lo has comprobado burlándote humanamente de mi embeleso por tu aparente grandeza, por tu falsa originalidad y tu descarada honestidad.
Y crees que no lo sé! Y crees que te sonríe mi ignorancia.
Y la verdad es que sonrío porque te veo enredarte en tu propia historia, maquillando torpemente tus errores delatadores con una mano, mientras fijas tu mirada en mis ojos para no distraerlos.
Y finjo creer mientras tomo lo que necesito, sin darte nada, en realidad.
Y me pregunto si realmente crees que no lo sé, que no me he dado cuenta. El mundo es pequeño, tu inocencia, inmensa.
Lo que siento por eso es una enorme decepción, y dolor, por supuesto. Dolor de saber que no existías en realidad, de saber que lo que conocí era una invención aceptada por mi increíble capacidad de creer en imposibles, en situaciones perfectas y personas especiales. O de creer que tú lo eras y de que así lo quisiste. Mi ilusión y confianza se mantienen intactas, y uno siempre escoge a quien amar.
Pero no debemos ser ingratos, menos con nosotros mismos y no lo seré contigo tampoco.
Por ahora, permíteme ser parte de este juego.
Yo estoy bien.