Es increíble la carga innecesaria con la que cargaba. Enanos disfrazados de gigantes, sombras fingiendo ser fantasmas. Y sinceramente no sé que pasó, pero abrí los ojos. Fue, no obstante, necesaria esa tormenta. Esa batahola emocional dispersa durante este año, explosionando bajo mis pies en el momento más adecuado.
Ahora, justo antes de.
Y miro hacia atrás, recuerdo los momentos y me río de ellos. Y las manos no se desean más, las palabras no son necesarias, nada es indispensable ahora. El corazón descansa, la mente se extrae, el alma se escapó de mi cuerpo por segunda vez ayer. Y me alegra esa armonía que no depende sino complementa. Que sonríe a solas, se ama en la oscuridad de su habitación y tiene sueños egoístas y ambiciosos. Duerme tranquila, ríe en serio y goza los minutos de pronto.
Es todo tan extraño. Una carga quedó atrás, no sé lo que es, insisto.
Gracias por enseñarme a estar sola.