martes, 16 de febrero de 2010

Flor marchita

No coloques ese espejo delante mío, no me obligues a hablar. Estoy exhausta de decir siempre lo mismo, las palabras carecen ya de sentido (y sentimiento).
Sólo déjalo así, en paz, tranquilo; y también a mí, danzando en dirección opuesta, volviendo el rostro por momentos para verte distraído.
Y te eximo de toda culpa, pues la careces, mas sin embargo me pido perdón por los errores que cometí y te agradezco por la felicidad (y es esa la palabra correcta) que a tu lado acaricié. Te dedico un sueño todavía, mientras las puertas se cierran tras de mí. El último pétalo se empecina en permanecer ahí, 23 días más; solo, marchito y ante la vista compasiva del sol y el respeto solemne de las aves.
Yo no haré más, que es hacer demasiado en realidad.
La tranquilidad está hoy de mi parte, pero la felicidad me ha dado la espalda.

=(