No sé si la habilidad de ver las intenciones ocultas de las personas nace de una percepción común y algo cínica, que carezco; o si proviene de auto-referencias sustentadas, naturalmente, por experiencias acumuladas y dolorosas cuyo resultado "encautela" al corazón.
Es probable, pero creo ahora que es necesario, sobre todo porque te ahorra algunas lágrimas y fuertes decepciones. Así que escogí, no imparcialmente, y detuve mis especulaciones para hacer el primer intento.
Esta primera prueba fue la más difícil, y hacerlo de acuerdo a lo "normal" no fue saludable. Cuando luego, me relajé y comprendí sus intenciones, vergüenza sentí de haber siquiera dudado de su integridad y amistad irreprochable y caí nuevamente en la cuenta de que las personas (humanamente) confiables existen.
Aunque una noche me ha bastado, el sueño me ha revelado lo que no he querido ver y he sentido como escalofrío en mi espalda. Y con la segunda prueba, lo que comenzó con dudas y cuestionamientos, conllevó finalmente a disolver resentimientos. Reconozco que estuve equivocada, que culpa él no tiene, ni malas intenciones y a lo mejor hasta su cariño fue sincero. Su conexión con el mundanismo fue su egoísmo y lujuria, algo de desconsideración, por supuesto, pero sobre todo, cobardía.
Y me alegra y tranquiliza pues lo aleja de la maldad.
Por mi parte, creo que seguiré con la venda autoimpuesta a voluntad. Y aunque no he cuestionar las palabras y acciones sin razones, tampoco he de creer y regalar mi confianza transparente sin las pruebas evidentes de que, inteligentemente, alguien decidió ser auténtico.