miércoles, 28 de abril de 2010

Sentimental

Cuando ese olor me ronda, cuando las noches son eternas y cuando las sonrisas escasean, reconozco el turno del equilibrio. Porque ya no lo he de negar, ni ocultarlo, estoy demasiado triste. No lo digo por piedad, lo digo por necesidad.
Cuando nada importa, y las prioridades se invierten, cuando las canciones duelen, reconozco el vacío. No de alguien, sino tuyo. No de un que, sino de un quien. Tú.
Yo seguiré mi camino sin olvidar voltear para ver si, de casualidad, sigues mis pasos como en los tiempos felices. Y al voltear la mirada, con el corazón desprendido, los pasos me pesen, el aire se enrarezca y los ojos no brillen más. Por tus brazos ausentes, sin tu risa acogedora, tu baile torpe y tus oídos prestos. Tu candidez e inocencia y hasta tus chistes tontos. Tu lujuria deliciosa.
Oh Dios, arranca de mi mente la cordura!
Es tanta la pena que apenas he de poder agradecer por conocerte, si luego de saberte real, he de aceptarte lejos.
El amor no es pecado, y confesarlo tampoco. Es patético lo sé, te repito, nada importa.
Te extraño demasiado.
Y no hay nada que pueda hacer.

domingo, 25 de abril de 2010

La verdad

Mi aversión dominical se desliza bajo mis pies y se acurruca en mi espalda. Porque donde comenzó ha terminado y ya no me restan sino algunas especulaciones surrealistas de esta realidad atolondrada en mi cabeza. Como hoy que me declaro en la absoluta soledad.
Y se me antoja preguntar donde queda la justicia, el mundo con sus vueltas, y las lágrimas derramadas. Pero las respuestas son las mismas, el mundo es irrisorio sin ti.
Las canciones están mudas, mi universo atento a tus movimientos, mi fantasía rota, los pies enlodados.
Lo he merecido, todos siempre tuvieron razón.
Los cuentos de hadas no existen.

domingo, 18 de abril de 2010

Sin miedo


Lo prometí, con las manos temblando, cerrando los ojos. Prometí no tener miedo, prometí creer como una niña y sonreirte con el corazón. Mucho me ha costado pues el pasado se ha esforzado por burlarse de mí y me ha mostrado aquellas fotos, ahora tristes. En el afán de no romper mi promesa, entré en un conflicto interior, en una lucha entre lo que recordaba y lo que imaginaba, una lucha con mi corazón temblando, ansioso por ti.
Hasta anoche.
Y todo quedó claro cuando soltaste por ese momento eterno mi mano. El miedo me embargó, de pronto no existí. No entendía, no concebía mi imagen sin ti a mi lado. Conocí el miedo de verdad.
Cierto es que las personas malas rondan cerca de mí, y su olor disimulado se confunde con mi mundo. Cierto es que me abrazaron una vez sólo para robar mi calor, y me besaron para conocer el sabor de los labios sinceros y cierto es también, que prestaron atención a mi corazón para escuchar el ritmo de la libertad.
Y cierto es que a aquellas personas no he podido reconocerlas nunca.
Pero tú siempre anduviste desnudo, sin temor. Siempre confesaste aquellas cosas que me enseñaron a callar. Entendí que como yo, no entendías porqué existían cosas que no debían decirse, porqué había que sonreír si el corazón lloraba. Me sorprendió tu valentía al abordarme y mi estupidez por no corresponder exactamente con mi esencia, tan criticada desde siempre, esa tu manera tan "nuestra" de ser.
Y me ha bastado aquella mirada de anoche, aquel escalofrío de muerte.
Por eso, abandoné en una caja naranja lo aprendido a golpes, las fotos y las canciones. No es huir, es dejar descansar en paz aquellos días de aprendizaje, para aprovechar lo aprendido y ser absolutamente feliz a tu lado.

Vamos a ser felices!!!


martes, 13 de abril de 2010

Mas allá de lo evidente

Me ha sorprendido últimamente la capacidad de las personas para engañarme. O talvez, y es que no lo quiero ver, mi capacidad para ser engañada. Para el resultado, la razón es indiferente y lo cierto es que tengo temor.
No sé si la habilidad de ver las intenciones ocultas de las personas nace de una percepción común y algo cínica, que carezco; o si proviene de auto-referencias sustentadas, naturalmente, por experiencias acumuladas y dolorosas cuyo resultado "encautela" al corazón.

Es probable, pero creo ahora que es necesario, sobre todo porque te ahorra algunas lágrimas y fuertes decepciones. Así que escogí, no imparcialmente, y detuve mis especulaciones para hacer el primer intento.

Esta primera prueba fue la más difícil, y hacerlo de acuerdo a lo "normal" no fue saludable. Cuando luego, me relajé y comprendí sus intenciones, vergüenza sentí de haber siquiera dudado de su integridad y amistad irreprochable y caí nuevamente en la cuenta de que las personas (humanamente) confiables existen.

Aunque una noche me ha bastado, el sueño me ha revelado lo que no he querido ver y he sentido como escalofrío en mi espalda. Y con la segunda prueba, lo que comenzó con dudas y cuestionamientos, conllevó finalmente a disolver resentimientos. Reconozco que estuve equivocada, que culpa él no tiene, ni malas intenciones y a lo mejor hasta su cariño fue sincero. Su conexión con el mundanismo fue su egoísmo y lujuria, algo de desconsideración, por supuesto, pero sobre todo, cobardía.

Y me alegra y tranquiliza pues lo aleja de la maldad.

Por mi parte, creo que seguiré con la venda autoimpuesta a voluntad. Y aunque no he cuestionar las palabras y acciones sin razones, tampoco he de creer y regalar mi confianza transparente sin las pruebas evidentes de que, inteligentemente, alguien decidió ser auténtico.

lunes, 5 de abril de 2010

Mi zetaésima vez


Lo sé, esta exaltación me es característica, y su fugacidad también. Y repetiré hasta el cansancio que esta vez es diferente, una vez más, como siempre.
Y carece de importancia si en una balanza con lo que siento, lo ubico.
Y he pasado por lo mismo incontables veces, he sentido esa felicidad por igual, pero esta siempre fue instantánea. Ahora, mi teoría no existe, la felicidad puede ser constante.
No es lógico, en absoluto, una mirada nunca fue suficiente. Esta historia no calza con lo que se señala normalmente, las esperas habituales, las represiones para no salir herido, los temores e inseguridades. Es transparente, es pueril como lo soñé y se me insistió hasta el cansancio, con palabras y pruebas, que no existía.
Siendo tú, has puesto un espejo delante mío, y me has enseñado que estuve equivocada al tratar de cambiar y que ser así, es un privilegio. Un privilegio que te permite soltar tus alas, sentir de verdad y vencer el miedo. Un privilegio para vivir en un sueño.
Las coincidencias fueron demasiadas, el encaje instantáneo, y por eso huí de ti, rogando dentro de mí que me siguieras. Fue tu valentía de aceptar el reto, de no temer salir herido a pesar de todas mis conjeturas, lo que sin duda me liberó. Y mi mano que disimulaba mis heridas se mantuvo rígida, viéndote bailar libremente. Las heridas dejaron de sangrar, sólo las cicatrices ahora me recuerdan mi paso por el mundanismo y mediocridad.
Han pasado 44 días desde aquel 20 de febrero en que te vi por primera vez. 44 días hace que cantamos la misma canción, cerré los ojos y me encontré.
Y desde entonces, poco a poco (como me enseñaron) volví a ser yo, sin reprimirme, sin conformarme, sin tener que entender excusas aleccionadas 2 años.
Y así, hoy me atrevo a decirlo por última vez, You are the one.

La canción que me cantaste al oído.