sábado, 26 de junio de 2010
Elección
El camino que escogí me ha llevado al lugar al que he querido mas no obstante, no he sentido felicidad desbordante. Bienestar sí, pero anhelo mucho más.
Hiciste lo que tenías que hacer, me escuchaste cuando lo necesité, tan callado como severo, tan alegre como enamorado. Ahora, amigo mío, te digo adiós. Adiós para siempre. Es de lo mismo que necesito conversar, pero no contigo. No por no amarte, pues te amo demasiado. Pero de pronto aquella magia ya no existe. La conexión con el mundo real se ha terminado, ya no me interesa.
Es otra mi verdad, es a ella a donde me dirijo. Sé que no guardaste mis secretos, pues poco me ha importado esconderlos de las mentes que apenas logran entenderse. Dormimos felices, dormimos desesperadamente tristes. Lloramos demasiado, reimos profundamente. Soñamos con regresos, con partidas y nos preguntamos demasiadas cosas. Y aunque por no protegernos del sol, hemos resultado quemados, también de su calor hemos demasiadas veces disfrutado.
Y ayer, al desempacar después de un largo viaje, encontré todas las puertas abiertas hacia caminos diametralmente opuestos. Hay una, enmarcada en blanco, dentro de la cual veo opulencia y caras sonrientes, excepto la mía. Las demás puertas me atraen magnéticamente.
Esta decisión la tomaré sola, amigo mío. Aquí te abandono. Perteneces a mi vida del Debería.
Gracias por haber estado siempre conmigo blog querido, este camino he de seguirlo sola.
Chio.
miércoles, 23 de junio de 2010
Sigilosamente
Paradójicamente he utilizado el mismo nombre para hacer exactamente lo contrario. Hablar sin parar y decirte todas las cosas que quiero que sepas. Tal cual las siento, además.
Sé que esta es una manera de comunicarnos, unilateralmente, pues siempre has preferido, no sé si por cobardía, guardar silencio sepulcral.Si lo pienso, imaginando que tengo 8 años más, me encuentro con el mundo absolutamente gris, en el que las historias de amor son, en realidad, negocios de los que debemos resultar beneficiados en lo mayor posible, mientras se fornica antes del contrato final y se disfruta de experiencias que sabemos son tan efímeras como la pasión, sin privarse de emprender negocios paralelos.
Sí, tienes razón sin haber dicho nada. El silencio tendrá el mismo resultado, aunque inocuo, que conversar horas de horas sobre las situaciones que no pasaron, sobre las posibilidades que no tomamos y sobre el futuro que no escogimos.
Sí, tu edad te ha concedido el conocimiento del mundo. Te ha enseñado la dureza, diferenciar lo que es utilitario y lo que vale la pena.
A mis 27 y con mi estrógeno al máximo, sigo tenazmente creyendo en imposibles. Sigo sintiéndome merecedora de una historia fuera de este mundo. Por eso revoloteo desordenadamente, husmeando como tigrillo el mundo, y resultando herida por mi curiosidad por puerco espines temerosos.
Y muchos pinchazos me he llevado, algunos siguen sangrando, todo para aprender a no callar e ir siempre hasta el final, hasta donde mi cuerpo y mi entusiasmo inagotable me lo permitan.
jueves, 17 de junio de 2010
Nostalgia
De aquella felicidad, de aquellos besos, y noches compartidas. Nostalgia de los momentos felices que quedaron atrás, cada vez más lejanos y difusos, hasta el punto de dudar de su existencia.
Una vez confabularon en mi locura, y la locura se vengó también, mostrando mi deformidad y mi vulnerabilidad, robando en una noche, mi felicidad.
Siento nostalgia de esos momentos de música en mi auto, en su auto, en mis noches y en las suyas. Noches de bailes públicos desinhibidos y privados lujuriosos.
Aquellos momentos felices, parecen haber consumido toda la felicidad que una persona puede permitirse en una vida.
Estoy sentada, sola conmigo (misma). Y en mi soledad, ella me visita, como cada noche, y me susurra palabras envenenadas, despacito en mis oídos sordos, en mi piel muerta sienta sus manos frias. Y en mis sueños, se acurruca.
Y la droga es el camino más benévolo. Porque cada noche, a solas con ella, dejo de ser yo y todo deja de doler.
Durante el día espero impaciente, la necesidad se apodera de mis huesos, contando las horas y los días para escapar de la nostalgia, asida fuertemente de su brazo.
Y cuando mis pies no sienten el suelo más, duermo tranquila como aquellos tiempos entre sus brazos.
No fue inevitable ni inmediato.
Una vez confabularon en mi locura, y la locura se vengó también, mostrando mi deformidad y mi vulnerabilidad, robando en una noche, mi felicidad.
Siento nostalgia de esos momentos de música en mi auto, en su auto, en mis noches y en las suyas. Noches de bailes públicos desinhibidos y privados lujuriosos.
Aquellos momentos felices, parecen haber consumido toda la felicidad que una persona puede permitirse en una vida.
Estoy sentada, sola conmigo (misma). Y en mi soledad, ella me visita, como cada noche, y me susurra palabras envenenadas, despacito en mis oídos sordos, en mi piel muerta sienta sus manos frias. Y en mis sueños, se acurruca.
Y la droga es el camino más benévolo. Porque cada noche, a solas con ella, dejo de ser yo y todo deja de doler.
Durante el día espero impaciente, la necesidad se apodera de mis huesos, contando las horas y los días para escapar de la nostalgia, asida fuertemente de su brazo.
Y cuando mis pies no sienten el suelo más, duermo tranquila como aquellos tiempos entre sus brazos.
No fue inevitable ni inmediato.
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