jueves, 12 de noviembre de 2009

Partiendo


Si tan sólo y pudieras concebir la milésima parte de la tristeza que me cubre por completo, entenderías que mis sonrisas me pesan, que mis ojos no brillan y que mi respiración se entrecorta, y respetarías mis silencios tormentosos.
Y si tan sólo hubieses sentido alguna vez en tu vida, la décima parte de la pena que siento, no te atreverías a mirarme ni de atisbos, por temor a que tu mirada lastime aún más mi cuerpo entumecido.
Respetarías sin reparo el esfuerzo dantesco por dejarte ir sin decir una palabra, sin preguntarte por que. Respetarías mi represión por correr a tus brazos y pedirte una oportunidad de verdad, una sola, pero de verdad.
Entenderías, en serio que lo harías, por que no me atrevo siquiera a despedirme.
Pero no lo entiendes, no es cierto que vemos la misma cara de este mundo. Tampoco sientes tristeza. Y me sigues hiriendo, sin quererlo, y quisiera gritarte, con el mundo de testigo, que no soporto un momento más, que el aire es venenoso.
Y que ya no quiero compartirlo contigo.