La mayoría de relaciones humanas convencionales se basan en hipocresías y situaciones fingidas. Las trascendentales dispensan de un contacto asiduo, como Demian de Hesse, y; sin embargo, se mantiene clara y sin cuestionamiento su conexión inalterable.
Se responde como por inercia con respuestas ya establecidas... se elaboran preguntas que vituperan el orden cronológico... y cuando estoy sola sin disfraces que soportar, ni sonrisas que fingir, me encuentro aliviada de una gran carga y me siento a escribir y me comienzo a amar...
La vida cambia en un segundo, en un segundo, Enrique!!! Cuanto tiempo ha pasado; no sé, me siento como Penélope, como Florentino Ariza.. tejiendo y destejiendo y esperando la muerte de alguien que no existe, de la llegada de la oportunidad que nunca llega. Pero yo quiero ser Ulises, Fermina Daza, viviendo en la espera.
Es curioso. Justo ahora hablo con una persona que representa fragilidad y siente que soy su soporte y cree en mí. Y en honor a la verdad, poco me importa lo que le pase. Es que no tengo corazón? Es que en mi afán de quererme gasté todo el amor que puedo generar?? Me consuelan los latidos de mi corazón ante el estímulo correcto.
Termino por donde comencé. La mayoría de las relaciones humanas convencionales se basan en hipocresías. Espero que estas líneas no sean malinterpretadas, y peor aún, a favor de un ego desproporcionado.