sábado, 24 de octubre de 2009

Bar Um Calich?


He andado descalza por caminos espinosos, caminos felices y caminos despiadados. Como todo el mundo. He sentido sed demasiadas veces y me he contentado con agua envenenada en mi lucha instintiva de supervivencia.
Me inventé hogares y felicidades, y me hice protagonista de historias ficticias. Y los ojos lloraron abundantes al ser liberados de la venda puesta por mis propias manos y ver la realidad. Una realidad terrenal, mundana y cotidiana, donde la felicidad es la exageración de una tranquilidad pasiva incapaz de acelerar mis latidos ni encerrarme en una burbuja, y se convierte en apenas un sinónimo de satisfacción de necesidades básicas. Un mundo tonto, invadido de mediocridad e hipocresía, egoísmo y desamor.
Hasta que apareciste tú. Y encriptaste nuestro dialecto delicioso, para hacerme el amor en público cerrando los ojos. Y afiné el oído para sentir tus respiros y contuve el aire para congelar el tiempo, sintiendo como dibujabas mi cuerpo con tus manos.
Y, ¿qué es esta historia sino ser quien soy y vivir como lo soñé despierta ya?, y ¿qué es esta historia sino resumir en una sola persona la pasión, el cariño y la amistad? Entender que eres, sin saberlo y sin esfuerzo, un equilibrio bañado en miel, una paradoja y un oxímoron, un miedo jubiloso, el enjugue de mis lágrimas, la paz de mis labios, el sumidero de mis deseos y el equilibrio de mi mente.
Bailamos descalzos, volamos juntos, y descubrimos un mundo (o nos lo inventamos) burlando toda clase de mundanismo. Y armamos la historia cada día, una historia con final predispuesto y siempre pospuesto hasta que el corazón se canse de latir, la mente de soñar y la piel de sentir. Y parece un invento, al fin y al cabo, las sonrisas a veces son robadas. Y es saludable que absorbe, es maduro que encaja con mis cuestionamientos, es alegre que calza con mis sonrisas abundantes, es músico que entona con mi baile melómano cotidiano y es él, que me envuelve en una burbuja.
Se parece tanto a mí que me imposible no quererlo.
Hombre de mente peculiar, corazón tierno, libido incesante, y pueril excusa de café de viernes; no temas soltar mi mano, pero procura no hacerlo.

jueves, 22 de octubre de 2009

Sorpresa


El despertar de esta mañana fue una sorpresa o, de repente, apenas una señal. Fue demasiado perfecto hasta en la diferencia, y también en el probable desenlace. Y se sumó al aviso inesperado de ventana abandonada, que desembocó en un inevitable sonreir.
No es un búho, por supuesto. Es un sueño, un deseo de antaño. Tal vez una coincidencia que me obligo a ver.
No importa, en realidad. Sólo que me dejé llevar como para no tener que reprocharme aunque completamente convencida de que se tratase de una más de mis exageraciones fantásticas.
Esas exageraciones que me hacen protagonizar historias épicas, fábulas, ficciones, dramas y terrores. No obstante, se sienten, se toman y se acumulan en mi hacinado de experiencias inolvidables, deliciosas y tormentosas.
No es masoquismo, ni maldad. En absoluto. Es cierto, es una especie de energía de atracción magnética dantesca que atrae excepciones, oportunidades.
O puede ser que la diferencia es que pese al miedo, siempre doy un paso adelante!

lunes, 5 de octubre de 2009

Cuestionamientos

Es tan intenso y aparentemente tan vano, que cuestiono hasta su validez. No obstante, es inevitable. Y las incontables horas de cavilaciones parecen fatuas al ver el resultado a apenas un milímetro del punto de comienzo.
Y es que el ser humano es imcomprensible lo que, lamentablemente, me concierne.
En realidad, discrepo absolutamente con la idea de ser exclusiva en esta obsesión, pero me pregunto si los demás resultados son tan desalentadores como los míos. Lo que más preocupa es que en realidad, no hay verdad absoluta y aún si existiera, nada le impediría ser naturalmente variable.
Y las mentiras, las hipocresías, la actuación diaria, el patetismo, los deseos reprimidos, la maldad y el miedo forman parte de mi lista siempre inconclusa. Hasta de estos deseos suicidas de experimentarlo todo ante desaprobaciones siempre severas, me estoy cansando por el miedo.
Miedo, sí, pánico. Pánico de que de tanto cuestionar las razones de la vida, se me olvide vivirla.